lunes, 4 de mayo de 2009

¡Tola dijo sí!

Primera vez de Furaco y Tola

El oso pardo de Cabárceno se apareó ayer con la mayor de las osas asturianas poco después de las seis de la tarde

El apareamiento de la pareja duró casi dos horas


Furaco y Tola ya son pareja de hecho y de derecho. Sucedió ayer poco después de las seis de la tarde en el cercado de Santo Adriano. A esa hora, contraviniendo todos los pronósticos de sus cuidadores, que apuntaban al amanecer o al declinar el día, el ejemplar de oso pardo del Pirineo traído desde Cabárceno el año pasado cumplió con la misión que se le había encomendado y se apareó con la mayor de sus compañeras, de 180 kilos de peso, con la que llevaba tonteando desde finales de abril.

Fue «una monta en condiciones», resumió Roberto García, «feliz» cuidador de los plantígrados. Tanto, explicó, que «la cópula se prolongó durante casi dos horas, hasta pasadas las ocho». Y con acometidas de diferente duración. «La más larga, de unos veinte minutos», lo que, en opinión del experto, se puede considerar «una buena marca para Furaco».

Los responsables del recinto osero llevaban días siguiendo al milímetro los acercamientos de los dos animales, pero «nadie esperaba que el apareamiento fuese tan pronto», aunque sí es cierto que «ésta es la mejor época, cuando el celo está en su primera etapa y no en junio, cuando ya es residual».

Hasta ahora, Tola había dejado que Furaco se acercara e, incluso, habían llegado a tocarse, pero la osa aún mostraba reservas hacia su pretendiente. Los límites al cortejo se demostraban cuando, a la hora en que Furaco se aproximaba, «ella se sentaba, de forma que él no podía hacer nada».

Pero ayer Tola dio el sí. Y lo hizo ante el medio centenar de personas que observaban a la pareja de plantígrados en el cercado de Santo Adriano. Por eso Roberto García se reía, escéptico, cuando los críticos de la operación Furaco la censuraban alegando «que no harían nada con tanta gente mirándolos, que así iba a ser imposible».

Con público

«Que lo hayan hecho a la seis de la tarde de un domingo de puente, y con el cercado lleno de visitantes, confirma lo que nosotros decíamos. Que los animales no tienen pudor. Que, cuando toca, toca», zanjaba el cuidador, que relataba así la llamada de la naturaleza: «Él empezó a hacerle carantoñas. Ella accedió. Él la agarró por detrás con las patas delanteras, se subió y empezó el baile».

Fue el primero de los muchos coitos que los cuidadores esperan que se produzcan durante los próximos días, porque esta primera monta sólo sirve para preparar a la hembra para la ovulación, con lo que tendrá que haber muchas más, de forma que la hembra pueda quedar preñada. La buena noticia es que «la que más cuesta siempre es la primera. Luego ya es pan comido».

Pero antes, Furaco, de más de 300 kilos de peso, deberá reponer fuerza porque, según su Roberto García, «quedó agotado».

«Se le veía feliz», contaban Beatriz Vázquez y Carlos Riesco, dos de los afortunados que presenciaron el apareamiento al otro lado de la valla de seguridad. «Durante la monta, Furaco descansaba un poco y luego volvía al ataque. Incluso se cayó de culo dos veces. Y, al terminar, lo primero que hizo fue darse unos chapuzones increíbles y ponerse a correr como loco. Paca ni lo miraba. Ella, todo el rato a lo suyo».

Fuentes:
Noticia en rtve.es
Noticia en eldiariomontanes.es

2 comentarios:

Elisa dijo...

jo, también les controlaron la hora...
qué falta de intimidad, que así no se puede...

Raúl dijo...

La hora, las posturas... el estilo... vamos, que solo faltaban las cámaras grabando...